lunes, 28 de mayo de 2012

Pigmalión en la escuela

Cuarto de la ESO es para mí siempre el curso más difícil, por aquello de que tenemos que conjugar los intereses, las inquietudes y las motivaciones de un grupo de alumnos muy heterogéneo. Así, están los que cogen latín por probar, los que lo cogen porque les gusta o los que lo cogen por no coger otra asignatura que creen que es más difícil y se les va a dar peor. Este curso no está siendo la excepción en ese sentido, pero sí hay algo que ha cambiado y que hace que clases como hoy sean excepcionales y vuelvas a casa con la sensación de haber asistido a algo muy importante: están aprendiendo a ser críticos en el mejor sentido del término: se observan, se comparan, se analizan y argumentan acerca de su situación en función de lo anterior. Valga como muestra la clase de hoy.
 Hemos comenzado viendo este vídeo realizado por unos alumnos de la Universidad de Valladolid sobre el efecto Pigmalión en la escuela. La primera tarea consistía en explicar, tras el visionado, a qué se le llama el "efecto Pigmalión" en el ámbito de la enseñanza y cómo se pone eso en referencia con el mito que habíamos visto en la clase anterior. Después de consensuar la respuesta, hemos establecido al azar dos grupos para realizar un debate: ¿Creéis que el "efecto Pigmalión" se da realmente? A algunos les ha costado tener que defender una postura contraria a la suya - no habrían valido para la sofística- pero lo han conseguido con creces. El resultado ha sido un intercambio de opiniones que me ha dejado con la boca abierta por la sinceridad de los que han participado. En conjunto, creen que el papel del profesor es importante en tanto que debe motivarlos y provocar en ellos ganas de estudiar, de aprender , de superarse. Sin embargo, han concedido tanta o más importancia a la decisión propia del alumno; es decir, si un alumno decide -por la razón que sea- no estudiar, no seguir la clase, desoír los consejos de sus padres, etc., no hay nada que el profesor pueda hacer para evitarlo. Puede parecer desalentador como conclusión, pero os aseguro que la manera que ellos tenían de explicarlo, de hablarlo entre ellos, la manera en que los alumnos que repiten han explicado su caso a los que ellos creen que están en la misma situación este año, todo eso llegaba a ser ilusionante, porque se llega a palpalr el proceso de madurez que hay detrás, te demuestran que esa decisión es reversible. 
Conviene, hoy más que nunca, recordar a Séneca: Errare humanum est, Perseverare diabolicum.

4 comentarios:

Ana Ovando dijo...

Qué alegría leer un artículo tan positivo, muchas gracias por contarnos esa clase tan especial. Hace mucha falta en los tiempos que vivimos aprender a disfrutar de esos momentos en los que los estudiantes nos recuerdan la razón de seguir de pie. Mis felicitaciones por esos alumnos, exprésales mi agradecimiento por la recarga de pilas de hoy.

Anónimo dijo...

Muchas gracias Ana. Yo también lo necesitaba, sobre todo de los de 4º, que siempre es un curso tan especial. La "otra lucha" es ésta, la de seguir en pie todos los días.

dancingmad dijo...

No es la primera vez que oigo hablar sobre este efecto. Soy estudiante del mismo centro, y hace no mucho mi profesora de lengua nos lo comento y me pareció bastante interesante. Lástima que mi clase no le guste debatir las cosas como a la tuya, por que por lo menos a mi me pareció bastante interesante

Deletrea dijo...

Hola dancingmad,
la verdad es que lo hicieron muy bien. Me resulta siempre interesante escuchar qué opinión tienen los propios alumnos del sistema en el que están, pero esta vez superaron con creces mis expectativas. Tu profe de lengua evidentemente ha contribuido mucho a que sepan (y les guste) expresar sus opiniones.
La verdadera pena es no haberte tenido nunca como alumno :-(