lunes, 30 de enero de 2012

César en cómic (IV)

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Sin la 3ª declinación no hay "libertas"

domingo, 29 de enero de 2012

Saber latín




Me encuentro hoy con este artículo sobre Pep Guardiola titulado "Pep sabe latín". Recomiendo el artículo en primer lugar porque está muy bien escrito -y eso en el periodismo deportivo a veces pasa y a veces no- y en segundo lugar porque da las claves para que entendáis, sobre todo los futboleros, qué significa la expresión "saber latín". ¿Os suena? Seguro que sí.

Espero que a lo largo del día podáis echarle un vistazo, mañana lo comentaremos en clase.

martes, 24 de enero de 2012

El Juicio de Paris, Google y nosotros (II)

Estos dos últimos días he buscado respuestas a lo ocurrido, en gran parte como prevención ante otro posible plagio masivo en cualquier otra tarea que encargue a los alumnos, ya de esta clase, ya de otra. En twitter algunos profesores, como @ubibene, lo atribuían a la "inercia de la escolarización" y sí, creo que los tiros van por ahí. Lo cierto es que hablando con compañeros de mi centro, me doy cuenta de que la inercia no sólo afecta a los alumnos, por triste que sea esta afirmación.
Lo que me favorece a la hora de retorcer el argumento a lo que considero el quid: ¿de verdad mis alumnos de primero piensan que yo espero tan poco de ellos que lo que les encargo es copiar un texto de una pantalla a una hoja?

La parte buena de esta anécdota es que ha propiciado dos interesantes conversaciones en 3º ESO y en 2º de Bachillerato. En 3º había alumnos que creían que los profesores no usábamos internet, es fácil imaginar por qué, supongo. En 2º de Bachillerato me sorprendió lo clara que tienen la noción de plagio y la necesidad de que los derechos del creador sean reconocidos. Ese mismo día, esa misma clase, lamentaba el cierre de Megaupload. Varia et diversa.

domingo, 22 de enero de 2012

El Juicio de Paris, Google y nosotros (I)

El segundo trimestre en primero de bachillerato lo dedicamos a la Ilíada. Decir “lo dedicamos” significa que mi objetivo es vertebrar en torno a la Ilíada los contenidos, tanto lingüísticos como no lingüísticos. De manera que, por un lado, los textos a través de los cuales vamos practicando los conceptos gramaticales aprendidos tienen que ver con la Guerra de Troya o alguno de sus personajes, y por otro, los aspectos históricos y culturales de la obra de Homero nos permitan adentrarnos en la fascinante cultura griega; las posibilidades son infinitas : desde la puerta de los leones en Micenas hasta Schliemann, pasando por el papel de los dioses, la relación entre Aquiles y Patroclo o los temas universales contenidos en ella que bañan la literatura occidental, la batería de temas es inmensa y es labor del profesor seleccionar aquellos que permitan trabajar los contenidos de la mejor manera posible. El valor de este trimestre cobra más importancia todavía si tenemos en cuenta que en segundo de bachillerato este trimestre está dedicado a la Odisea.

Dicho esto, mis alumnos de primero recibieron a comienzos del trimestre los materiales con los que vamos a trabajar. Se trata de una selección de pasajes de la edición de López Eire y unas actividades diseñadas ad hoc para trabajar cada escena. Los materiales están divididos en secciones que trabajamos cada viernes, es decir, tienen una semana para leer el fragmento correspondiente y preparar las actividades de distinta naturaleza que vienen indicadas, pues sobre su lectura y sus actividades trabajaremos en esa sesión.

Cuando presenté el método de trabajo dedicamos dos sesiones a comprender por qué la Ilíada está considerada una de las obras más importantes de la literatura universal. Les expuse diferentes cánones literarios y sus argumentaciones; leímos el comienzo en griego y castellano haciendo hincapié en la cólera como eje central y en la invocación a la Musa como clave del mecanismo de composición literaria y otras características encaminadas a fomentar en mis alumnos unas ganas tremendas de leer el poema, sabiendo que, aunque el lenguaje es difícil, la lectura estaba concebida desde un principio para disfrutar y no para sufrir entre digresiones sin fin o epítetos incomprensibles.

Al término de la segunda sesión, yo estaba satisfecha. Alumnos que habían leído la Eneida en el primer trimestre y habían trabajado sobre ella de manera satisfactoria iban ahora a adentrarse en el mundo de Aquiles y Héctor por primera vez, en las intrigas y las luchas cuerpo a cuerpo en la playa troyana. Yo, como siempre, estaba más nerviosa que ellos, porque todos los años el día en que ellos leen a Homero por primera vez se convierte, para mí, en algo fantástico, en el día que les abres la puerta a otro mundo, con la esperanza de que les guste o, al menos, que no les disguste.

Una semana después, dedicamos la clase a los “antecedentes” de la guerra de Troya para que puedan contextualizar el comienzo de la obra. Comentamos el Juicio de Paris con Rubens de fondo, y todos parecen haber entendido los objetivos de la lectura y el método de trabajo que vamos a seguir. Momento de felicidad docente como pocos.

Mi sorpresa llega cuando, ya en casa, leo sus narraciones del Juicio de Paris. De seis alumnos, solamente dos son originales. Los cuatro restantes se han limitado a poner en google “juicio de Paris” y copiar la primera o cuarta entrada, puntos, comas y paréntesis incluidos. Para ser justos, uno de ellos cambió “ninfa marina”, que es lo que aparecía en la web, por “diosa”.
Mi gozo en un pozo. La ilusión con la que preparé esas clases se esfuma por momentos ¿Qué es lo que he hecho mal? Repaso mentalmente ¿No he presentado bien la lectura? ¿No he expuesto con suficiente claridad el método de trabajo? Creo que he hecho ambas cosas ¿No les he dado la posibilidad de preguntar dudas en cualquier momento, ya en clase, ya vía internet? Se la he dado. ¿Había algo en el enunciado de la tarea que pudiera entenderse como “escribe en google el sintagma “juicio de Paris” y copia palabra por palabra lo que pone”? No, no lo había.
¿Qué ha pasado entonces? ¿De verdad que en un primero de bachillerato un alumno cree que el profesor espera que él copie un contenido que ha tardado un minuto en tener en pantalla? ¿De verdad creen que no tenemos herramientas para detectar algo tan flagrante? Y, lo más importante, ¿realmente se quedan ellos satisfechos realizando esa tarea de esa manera? ¿no se paran a pensar que un profesor no puede subestimarlos tanto como para contentarse con que se ciñan a copiar el texto de una web?

martes, 10 de enero de 2012

El significado etimológico de los días de la semana

Hoy hemos aprendido en Cultura Clásica de dónde vienen los nombres de los días de la semana y los de los meses del año. Es uno de mis contenidos favoritos porque les permite darse cuenta de que las raíces clásicas de nuestra cultura se palpan en nuestra vida cotidiana y son compartidas por gran parte de los países europeos.

Comenzamos con los nombres de los días de la semana, que en Roma llevaban el nombre de un dios (en genitivo) seguido de la palabra “dies” en nominativo.
Así, Lunae dies, quiere decir “día de la luna” y ha dado nuestra palabra “lunes”. Martis dies “día de Marte”, es lo que da nombre a nuestro “martes”. Mercurii dies “día de Mercurio” a nuestro “miércoles”, Iovis dies “día de Júpiter” al Jueves, Veneris dies “día de Venus” a nuestro viernes.
“Sábado” y “Domingo” no derivan, sin embargo de sus nombres romanos, que son respectivamente “Saturni dies” (día de Saturno) y “Solis dies” (día del sol). Nuestra palabra sábado deriva del hebreo “sabbath” mientras que “domingo” lo hace de la expresión cristiana “dominicus dies”, que podríamos traducir como “día del señor”. Pero los nombres romanos de estos días no se han perdido, como vimos en clase… pensad: ¿cómo se dice “sábado” y “domingo” en inglés? ¡Exacto! Saturday (Saturni dies) y Sunday (Solis dies). También en alemán tenemos el mismo origen para domingo: “Sonntag”, que es la suma de die Sonne “ el sol” y Tag “día”.

Si comparamos los nombres de los días de la semana en castellano, francés, italiano e inglés podemos ver claramente las semejanzas entre ellos, a la manera del “método comparatista” que estudiamos en el primer trimestre. Veamos:



Días de la semana


Mirando la tabla es muy fácil observar la dieferencia entre el grupo romance y las lenguas germánicas. El inglés y el alemán, a pesar de conservar el origen romano en los días que hemos comentado arriba y en otros como Monday o Monntag (luna es “moon” en inglés y “der Mond” en alemán) han sustituido los nombres de los dioses romanos por dioses germánicos como Tiu, dios también de la guerra, como Marte, que da nombre al jueves en inglés (Tuesday) o Woden (Odín), famoso dios nórdico que da nombre al miércoles (Wednesday). Otros orígenes no relacionados con la mitología también se pueden observar fácilmente: Mittwoch, miércoles en alemán, deriva de la palabra mitte (mitad) y Woche (semana), esto es “la mitad de la semana”: el miércoles.

Es, desde luego, un tema apasionante del que se puede aprender muchísimo.


Aquí os dejo, a modo de recapitulación, un vídeo donde José Enrique Gargallo, Profesor de Filología Románica de la Universidad de Barcelona, explica en el programa Para Todos La 2 el origen etimológico de los nombres de los días de la semana.

lunes, 9 de enero de 2012

Comenzando el año con ritmo - 2º Bach.

Hemos empezado año y trimestre en 2º Bach. con unas nociones básicas sobre el hexámetro dactílico, el verso propio de la épica, en el que están escritas, entre otras, la Ilíada, la Odisea y la Eneida.


Un hexámetro es un metro que consta de seis pies. Se llama dactílico precisamente porque cada uno de estos pies es un "dáctilo": -uu
Así que la secuencia rítmica del verso quedaría así:

-uu -uu -uu -uu -uu --

Vemos que el último pie no es un dáctilo (-uu) sino un espondeo (--), y que la última sílaba podemos marcarla, como os he dicho en clase, generalmente como "anceps".

También los pies 1 a 4 pueden sustituir el dáctilo por un espondeo, pero es muy raro que el 5º pie lo haga. Cuando eso pasa, los versos se llaman espondaicos. En Virgilio solo hay 32 espondaicos, es decir, 32 versos en los que el 5º pie es -- en lugar de -uu.


Recopilo aquí algunas de las nociones básicas que hemos visto hoy en clase:

.- Lógicamente, tanto si es un espondeo o un dáctilo, la primera sílaba del pie siempre es larga.

.- Además de las sílabas largas y breves por naturaleza, hay que recordar las reglas de la cantidad que hemos visto en clase: un diptongo y una vocal seguida de dos consonantes o consonante doble es larga; vocalis ante vocalem corripitur.

.- Cuando una palabra terminada en vocal va seguida de otra palabra que comienza por vocal o –h muda, la sílaba no cuenta en la medida del verso. Es la llamada "elisión".

.- Cuando a una palabra terminada en –m le sigue una que empieza por vocal o –h muda se produce una "sinalefa" y la sílaba terminada en –m no cuenta en la medida del verso.

.- Cesuras: es una pausa o corte en interior del verso que coincide siempre con el final de una palabra, pero no de un pie.

Os dejo aquí algunos ejemplos de cómo recitar la Eneida siguiendo el ritmo dactílico.